Nuestro propósito

"POR UN MEJOR DOCENTE PARA UN MEJOR ALUMNO Y PARA UN MEJOR PAÍS"

lunes, 15 de octubre de 2012

SER DIRECTIVO HOY

Miriam Persiani de Santamarina


Trabajar en-con proyectos implica una total redefinición de los esquemas organizativos de la escuela.
Esto modificará la esencia de las funciones de los directivos escolares y plantea nuevos interrogantes: ¿Por qué fracasa el actual modelo de organización escolar? ¿Qué espera la sociedad de la escuela y de su gestión? ¿Cuáles son las tareas fundamentales de una escuela y de su gestión? ¿Qué nuevas funciones necesita la escuela de sus directivos? ¿Cuáles son las nuevas competencias y saberes que requiere una renovada dirección escolar, frente a un Diseño Curricular prescriptivo?




Hasta ahora, el sistema educativo se organizaba alrededor del aula en la que el docente desempeñaba las tareas pedagógicas fundamentales de la educación formal. Esta modalidad de aula, solitaria y aislada, se completaba y relacionaba con una administración central que a través de circulares y reglamentaciones impartía órdenes a todo el territorio provincial. Mientras tanto, a directivos y supervisores se les asignaban roles para administrar y controlar el cumplimiento de las disposiciones, objetivos y diseños de la administración central.
La fuerte evidencia acumulada del fracaso de este modelo organizativo lo está llevando a su agotamiento, dado que promueve escasos niveles de trabajo en equipo y muestra una participación casi nula de los equipos directivos en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
La función de asesor de los procesos mencionados, coloca a los equipos directivos en un lugar de privilegio en la institución escolar, dado que les brinda la posibilidad de transformar de manera directa e inmediata aquellos signos de advertencia de una posible dificultad (de enseñanza o de aprendizaje).
Acercar al directivo al terreno de lo pedagógico, implica que en el marco de lo legal, tendrá que involucrarse activamente en los procesos de planificación y de evaluación, en la observación de  clases, en facilitar tiempos y espacios para la conformación de parejas pedagógicas y/o equipos de trabajo;  como parte del proyecto institucional.
El rol de asesor, requerirá entonces de una capacitación constante, de la búsqueda de bibliografía actualizada para poder difundir e incorporar a su propia práctica y de un gran sentido de compromiso y de responsabilidad para intervenir ante situaciones en que las propuestas pedagógicas sean contrarias o difieran de las prescriptas por la normativa vigente.
En síntesis, después de un largo tiempo de letargo, la escuela tiene posibilidades de cambiar y de recuperar conscientemente un proyecto con la capacidad para recrear una cultura significativa que forme para la participación ciudadana y la eficacia productiva-económica.
Aceptar este protagonismo, representará seguramente un verdadero desafío, que nos obliga  a trabajar de manera mancomunada por “el medio del camino”.

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